Es muy común escuchar, en las iglesias, que es lo que realmente debe tener en cuenta en la elección de un esposo o una esposa en el área espiritual. Pero Dios conoce el corazón del hombre y sabe exactamente lo que le agrada a cada uno. Nadie vive en el espíritu las 24 horas, simplemente porque el ser humano es de carne.
Es cierto que el área espiritual tiene un enorme peso dentro de cualquier relación, pero la personalidad, carácter, y también el físico tiene un peso en su decisión. El orden de importancia es lo que necesita ser cuestionado.
Un cónyuge puede ser muy espiritual, pero si en su interior carga un equipaje de orgullo oculto. O, por ejemplo, es un mal pagador. Hay casos en que una persona es bella, pero no llama la atención de los demás. Ella necesita ser agradable a los ojos de quien la elige. Igualmente no sirve de nada ser agradable a los ojos si no tiene un compromiso y santidad con Jesús. Un factor depende del otro.
Muchos jóvenes de hoy, se emociona con la belleza, pero cuando se casan perciben que la belleza no paga las cuentas, no apoya en la hora de la angustia y no cambia el carácter una persona.
Es necesario tener el corazón de Dios, un carácter aprobado y, por último, observar la parte física. El orden de la elección se reflejará, y mucho, en una relación feliz. Lo que el cristiano necesita comprender es que cuando se empieza la etapa de enamoramiento se debe pensar en el futuro y no el presente. En la vida espiritual, debemos ver si la persona elegida es un cristiano de propósitos. Conocer como es su vida de oración y de intimidad con Dios. Si tiene el hábito de leer la Biblia, de ayunar, si ama a la casa de Dios y si tiene temor en sus actitudes. La persona elegida debe ser una columna sólida. Sólo así se mantendrá firme, en momentos difíciles, y dará soporte al otro, levantándolo y no dejándolo caer.
En cuestiones de personalidad y de carácter, la Biblia dice que: “Mejor es vivir en un rincón del terrado Que con mujer rencillosa en casa espaciosa”. (Proverbios 21:9) La Palabra de Dios también dice: “Mejor es morar en tierra desierta Que con la mujer rencillosa e iracunda”. (Proverbios 21:19)
Tener al lado a una hermosa joven que busca a Dios, pero que es murmuradora y contenciosa o un hombre fuerte y musculoso, pero perezoso. Es necesario analizar cómo esa persona se comporta delante de una situación de carencia. Si se relaciona bien con la gente, si es que se esfuerza por cumplir compromisos, o simplemente ante la situación cruza los brazos. Observando estos detalles, se puede hacer un precedente de la personalidad. Por supuesto, para llegar a una conclusión precisa es necesario observar varias veces la misma situación. Un ejemplo sencillo es el de analizar cómo él juega al futbol. Lucha, grita, maldice, golpea, no sabe competir, y no es humilde. Es mejor tener los ojos abierto para otras situaciones. ¿Quieres saber cómo él o ella te ira a tratar en el futuro? Observa cómo ella trata a su padre y cómo él trata a su madre.
El aspecto físico es lo último en ser considerado, sin embargo, no es indispensable. Por supuesto, que este criterio también tiene su peso, pero nunca será más importante que la vida espiritual y que la personalidad. Muchos jóvenes están hipnotizados por una bella sonrisa, un juego con el pelo largo, o curvas y músculos.
Siempre vale la pena esperar a la persona adecuada. Dejar que Dios gobierne el área sentimental es una cuestión de inteligencia. Dios quiere siempre lo mejor para sus hijos y en todo ayuda para bien a aquellos que le aman. Las personas que ponen a Jesús en primer lugar en sus vidas, inevitablemente, siempre serán victoriosas.
Es cierto que el área espiritual tiene un enorme peso dentro de cualquier relación, pero la personalidad, carácter, y también el físico tiene un peso en su decisión. El orden de importancia es lo que necesita ser cuestionado.
Un cónyuge puede ser muy espiritual, pero si en su interior carga un equipaje de orgullo oculto. O, por ejemplo, es un mal pagador. Hay casos en que una persona es bella, pero no llama la atención de los demás. Ella necesita ser agradable a los ojos de quien la elige. Igualmente no sirve de nada ser agradable a los ojos si no tiene un compromiso y santidad con Jesús. Un factor depende del otro.
Muchos jóvenes de hoy, se emociona con la belleza, pero cuando se casan perciben que la belleza no paga las cuentas, no apoya en la hora de la angustia y no cambia el carácter una persona.
Es necesario tener el corazón de Dios, un carácter aprobado y, por último, observar la parte física. El orden de la elección se reflejará, y mucho, en una relación feliz. Lo que el cristiano necesita comprender es que cuando se empieza la etapa de enamoramiento se debe pensar en el futuro y no el presente. En la vida espiritual, debemos ver si la persona elegida es un cristiano de propósitos. Conocer como es su vida de oración y de intimidad con Dios. Si tiene el hábito de leer la Biblia, de ayunar, si ama a la casa de Dios y si tiene temor en sus actitudes. La persona elegida debe ser una columna sólida. Sólo así se mantendrá firme, en momentos difíciles, y dará soporte al otro, levantándolo y no dejándolo caer.
En cuestiones de personalidad y de carácter, la Biblia dice que: “Mejor es vivir en un rincón del terrado Que con mujer rencillosa en casa espaciosa”. (Proverbios 21:9) La Palabra de Dios también dice: “Mejor es morar en tierra desierta Que con la mujer rencillosa e iracunda”. (Proverbios 21:19)
Tener al lado a una hermosa joven que busca a Dios, pero que es murmuradora y contenciosa o un hombre fuerte y musculoso, pero perezoso. Es necesario analizar cómo esa persona se comporta delante de una situación de carencia. Si se relaciona bien con la gente, si es que se esfuerza por cumplir compromisos, o simplemente ante la situación cruza los brazos. Observando estos detalles, se puede hacer un precedente de la personalidad. Por supuesto, para llegar a una conclusión precisa es necesario observar varias veces la misma situación. Un ejemplo sencillo es el de analizar cómo él juega al futbol. Lucha, grita, maldice, golpea, no sabe competir, y no es humilde. Es mejor tener los ojos abierto para otras situaciones. ¿Quieres saber cómo él o ella te ira a tratar en el futuro? Observa cómo ella trata a su padre y cómo él trata a su madre.
El aspecto físico es lo último en ser considerado, sin embargo, no es indispensable. Por supuesto, que este criterio también tiene su peso, pero nunca será más importante que la vida espiritual y que la personalidad. Muchos jóvenes están hipnotizados por una bella sonrisa, un juego con el pelo largo, o curvas y músculos.
Siempre vale la pena esperar a la persona adecuada. Dejar que Dios gobierne el área sentimental es una cuestión de inteligencia. Dios quiere siempre lo mejor para sus hijos y en todo ayuda para bien a aquellos que le aman. Las personas que ponen a Jesús en primer lugar en sus vidas, inevitablemente, siempre serán victoriosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Oi! si querés, escribí lo que t gusta de esto !